¿Se puede hacer turismo sostenible en una gran ciudad?

Si hablamos desde el punto de vista del que visita una gran ciudad, es importante tener en cuenta que el turismo sostenible no sucede como un todo, o se adquiere de forma holística. Lo que si que se puede es incrementar la sostenibilidad gradualmente con buena actitud y hacer un turismo más sostenible. Para ello, es importante estar bien informado de los servicios y experiencias que apuntan hacia un modelo respetuoso con la comunidad local y el entorno de la ciudad.

A modo concreto, ¿Formas de hacer turismo sostenible en una gran ciudad?
Primero de todo, hay que tener en cuenta de que eres un invitado en la casa o lugar de alguien más. A nivel individual, respetar las normas, la etiqueta social, la cultura y minimizar tu huella ecológica es un buen comienzo.

Después, a través de servicios y experiencias vinculados al sector turístico, se puede ser un poco más sostenible, apoyando a los negocios locales, consumiendo productos de proximidad y de temporada, contratando servicios turísticos locales, alojándote en lugares donde hay certificaciones y donde se toman acciones en que la sostenibilidad y el trabajo justo es un pilar fundamental, utilizando el transporte público o alternativos, participando en alguna actividad local o que incluya una experiencia regenerativa (por ejemplo los clean ups).

Estos son algunos ejemplos que pueden contribuir un poco hacia un turismo más sostenible en grandes ciudades, teniendo en cuenta de que se tratan de espacios de mucho consumo y de un ritmo de vida acelerado. Aun así, siempre hay que estar bien informado, ya que existen muchos casos de greenwashing, así como de muchas iniciativas que son sostenibles pero que carecen de visibilidad.

¿Qué es la turismofobia?

Para poder comprender este término, hay que considerar como mínimo dos antecedentes.

Primero, el surgimiento de la clase turística, unida a unos privilegios para viajar y consumir lugares como si “el mundo fuera su ostra”, afectando a las necesidades, el bienestar y la calidad de vida de los residentes de estos lugares.

Segundo, el crecimiento excesivo del turismo y la customización para acomodar todas las necesidades posibles de la clase turística. Este cóctel ha provocado que muchos sectores sociales, especialmente en ciudades, hayan desarrollado un sentimiento de rechazo al turista, como aquel que contamina y conlleva peligro a su lugar, así como el que consume sin medida todos los recursos que uno tiene en su “casa”.

Este desprecio y sentimiento se ha visto manifestado de varias formas, a través de asaltos, representaciones visuales o protestas, y genera un malestar a nivel social y político.

Es importante entender que el concepto de turistofobia no sirve para generalizar todo lo que sea referente a lo negativo en relación con el turismo, y es muy importante contextualizar la situación en cada lugar y momento, para comprender cuales son las causas concretas que pueden conducir a dicho fenómeno (y si se trata de ello).

Actualmente, estamos viviendo una situación de múltiple crisis, donde los costes de vida en ciudades se han disparado, y en que la presión derivada del turismo masificado que ha vuelto después de la pandemia ha terminado con la paciencia de muchas de las comunidades urbanas. De ahí que ahora seamos testigos de más protestas, más crispación y sentimientos negativos hacia el modelo turístico en muchas ciudades europeas.

Actualmente trabajas en la Universidad de Roskilde (Dinamarca). Háblanos un poco de tus principales líneas de investigación.

Hoy en día, mi investigación se basa en estudios comunitarios, impactos del turismo y las dinámicas entre turistas y comunidades en destinos urbanos.

Mi trabajo tiene una base interdisciplinaria entre sociología del turismo, gestión del turismo y geografía cultural, con una clara dirección hacia lo que es el estudio del turismo sostenible, particularmente en el ámbito social y cultural.

Mi tesis doctoral se centra en estudiar la relación entre residentes y turistas que ocurren, particularmente cuando las practicas turísticas y las practicas del día a día se entrelazan.

Mi proyecto está localizado en la ciudad de Copenhague, y estoy estudiando como estos encuentros turísticos dar a lugar diferentes dinámicas que conllevan conflictos, así como colaboraciones para la co-creación de valor social en ciudades.

Mis estudios también conllevan un diseño de investigación participativo, en la que hay un dialogo con representantes de los barrios afectados por el turismo, así como otros actores para así conjuntamente dirigir y enfocar los retos y soluciones de una forma conjunta, combinando diferentes tipos de conocimiento y experiencia.

Algunos de los casos concretos me llevan a estudiar interacciones entre turistas y residentes que comparten infraestructuras, servicios, espacios y recursos en la ciudad, como por ejemplo el sistema ciclista, o la zona de los canales, donde diferentes prácticas, significados, agendas y motivaciones se encuentran.

De una forma general, me interesa saber más sobre el equilibrio entre el derecho a vivir y el derecho a visitar una ciudad. Con ello, es posible saber más sobre las diferentes estrategias y modelos turísticos que tienen como objetivo ser más inclusivos y sostenibles, y como al final influye al bienestar de los residentes, así como a la experiencia turística.

¿Tenemos derecho a viajar a cualquier lugar del mundo?

Aquí yo creo que hay diferenciar algunos de los significados que envuelven este derecho.

¿Hablamos de derecho a la libre movilidad? Entonces todos deberíamos tenerlo, aun sabiendo de que no es así. Hoy en día, la mercancía tiene mas derecho a viajar que los humanos.

¿Derecho al descanso del trabajo? ¿A unas vacaciones? No digo que no, especialmente desde que se industrializó el turismo y las jornadas laborales, viajar es más accesible para todo el mundo. Aun así, tenemos que reflexionar si realmente necesitamos hacer uso de este derecho, para ir lejos a desconectar de nuestro día a día, o si nos basta con ir al lugar más cercano.

Como bien decía antes, el derecho a viajar también se ha convertido en una actividad vinculada a una serie de privilegios de la clase turista, poniendo el mundo a sus pies. El derecho a viajar se ha convertido en un objeto de consumo y de estatus, donde la cantidad, en lugar de calidad, prevalece, y el significado de viajar se ha transformado en las últimas décadas hacia un modelo que resulta insostenible para muchos lugares, poblaciones y el entorno natural.

Yo soy de los que piensa que este derecho conlleva también unas responsabilidades. Como viajeros, tenemos que ser más conscientes de nuestras opciones, de lo que conlleva viajar, entender el privilegio que consiste en poder ir a otro lugar, conocer culturas, gente y paisajes. Deberíamos pararnos a reflexionar un poco más, sobre por qué viajamos, como lo hacemos y que es lo que realmente buscamos cuando viajamos.

¿Qué prácticas turísticas propones para lograr un turismo más inclusivo y sostenible que respete el derecho de todos a la ciudad?

En primer lugar, hay que tener en cuenta que la planificación y el desarrollo del turismo en ciudades no sucede de forma aislada, sino que esta entrelazada con los planes de desarrollo urbanísticos.

Considerando esto, una de las practicas fundamentales es centrase en las necesidades y experiencias de los residentes, en lugar de centrarse en acomodar a los turistas. Si las ciudades se convierten en lugares atractivos, funcionales y habitables para los que viven en ellas, el resto seguirá.

Otro aspecto importante es dar voz y visibilidad a los residentes en cuanto a planificación y decisiones entorno al turismo. En este sentido, la participación ciudadana es fundamental para establecer mecanismos más inclusivos, informar, y conocer las valoraciones y opiniones de los residentes en relación con los impactos generados por el turismo.

A partir de ahí, si el modelo de turismo es inclusivo, esto puedo activar empatía y convivencia entre todos los usuarios de la ciudad, y ser mas acogedora en general. Si además, los turistas siguen un poco los ejemplos mencionados en la pregunta anterior sobre el consumo y practicas más sostenibles, el balance entre todos será un poco mas equilibrado.

¿Hacia dónde se orientan tus próximas líneas de trabajo con relación al turismo sostenible?

Mis estudios giran en torno a la relación entre comunidades y el desarrollo del turismo, o de otra manera, como el turismo impacta y transforma el tejido sociocultural de comunidades en ciudades. También tengo mucho interés en la sostenibilidad medioambiental, así como en la presión turística en zonas de costa.

Aun me quedan dos años para terminar el doctorado, y de ahí espero seguir trabajando en el ámbito de la investigación, y poderlo combinar con tareas de educación y asesoramiento. Mi objetivo es seguir aprendiendo, poder ayudar y comunicar a personas y organizaciones sobre los retos y las oportunidades que el turismo nos puede aportar en este mundo en el que nos toca vivir.

¿Qué es para Jordi Vegas el turismo sostenible?

Para mi es fundamental que el turismo sostenible sea respetuoso e inclusivo. Respeto a las personas y a la naturaleza. De ahí, que el turismo sostenible sea de proximidad, de consumo local y con un impacto ecológico mínimo en cualquiera de sus fases. Si se pueden implementar actividades regenerativas para dar, contribuir positivamente al lugar y no solo basarse en recibir, mucho mejor.

En cuanto al ser inclusivo, siempre hay mirar que los residentes y comunidades que acogen el turismo este a bordo, de acuerdo en atraer turistas y desarrollar un modelo turístico. Este sería para mí un criterio fundamental, de consultar primero si quieren turismo, y si no, poder corregir los impactos del turismo en cooperación con los que viven en el lugar para minimizar los impactos negativos.